Sumario:
EDITORIAL
LA EDUCACION ARTISTICA
En una región tan extensa como Castilla y León, con una baja densidad de población, si se compara con otras regiones del Estado español, y con una media de edad elevada, resulta lógica la preocupación del Gobierno de la Comunidad por fijar a las gentes en su territorio. Para conseguir tal objetivo se diseñan políticas y se establecen los marcos adecuados que repercuten en la mejora de los parámetros económicos y sociales. Sin duda son medidas necesarias, pero que resultarían insuficientes, si no se acompañaran de otras actuaciones que contribuyan al arraigo de las gentes por el amor a su tierra. De este modo, valorar el medio ambiente, la cultura común, la lengua o el patrimonio contribuyen con idéntica o mayor eficacia a lograr este objetivo, aunque los resultados tarden en llegar, pues los procesos de germinación son lentos y prolongados, al requerirse que estos valores se inculquen desde la escuela. La educación, en unos tiempos en los que la tecnificación y la excesiva especialización parecen imponerse y en los que el abuso de algunos medios técnicos, como la televisión, reducen los horizontes de percepción, requiere acentuar la formación estética y conseguir que ésta discurra en paralelo al desarrollo intelectual y volitivo de la persona, pues como afirmaba el escritor alemán Friedrich Schiller, “no hay más camino para hacer racional al hombre sensitivo que hacerlo antes estético”. En esta dirección, despertar el valor y el gusto por la belleza que atesora el patrimonio arquitectónico, artístico y cultural de la región, ayuda a ampliar la sensibilidad y la capacidad de percepción y juicio, porque cualquier obra que merezca el adjetivo de artística aúna en su esencia lo manifiestamente sensible con lo rigurosamente intelectual. Ahora bien, la enseñanza del arte en nuestros planes de estudio necesita adquirir una mayor importancia; asimismo, se hace necesario ahondar más en la didáctica de esta materia, para enseñar a descubrir el placer estético que encierra una obra de arte en cualquiera de sus manifestaciones. En este sentido, España, que ha dado grandes creadores de arte en todas las disciplinas, debe de estar a la misma altura en la difusión de los conocimientos estéticos. La docencia debe alcanzar varios objetivos: en primer lugar, enseñar a contemplar la obra de arte, a dialogar con ella, para apreciarla o discernirla y valorarla, con unos criterios que siempre corresponderán a cada persona, pero que tendrán al mismo tiempo un asiento en una base objetiva. En este sentido, resulta desalentador ver a un grupo de escolares en un museo o en un edificio histórico, llevados de un lugar a otro con explicaciones anecdóticas y superficiales acerca de la obra de arte que tienen frente a sí. Un segundo objetivo debe consistir en enmarcar el arte en unas coordenadas históricas, en un entorno humanístico, que no resulte reductivo; por ello, aunque deba valorarse lo local, lo próximo nunca puede hacerse de una forma descontextualizada. En esta materia, otros países de nuestro entorno nos llevan una considerable ventaja, puesto que el arte no es algo privativo de los estudios humanísticos, sino que abarca a todas las especializaciones durante los estudios previos a los universitarios. Aprender a valorar el patrimonio artístico de esta forma redundará en arraigo y aprecio por el pasado que no impide -al contrario, potencia- proyectar la creatividad hacia el futuro; en el desarrollo de la sensibilidad no solamente apta para percibir una obra artística sino para el fomento de otros valores en relación a la convivencia; y en tercer lugar, para respetar el legado recibido y transmitirlo en su integridad a las generaciones futuras. Estas y otras consecuencias de una profundización de la enseñanza del arte corresponde al colectivo docente. A la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León le corresponde de una parte, la conservación y recuperación de los bienes muebles o inmuebles; de otra, en su vertiente de sensibilizar al ciudadano, colaborar con el colectivo docente para arbitrar diversas fórmulas que ayuden a conseguir el objetivo de sentir el patrimonio artístico como algo propio.
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